martes, 15 de abril de 2014

Novela: "Amor prohibido"


Capítulo 27



-Peter...-Lali lo miró a los ojos, estaba apunto de romper a llorar-tengo un atraso, desde hace más de una semana.

Peter de nuevo volvió la vista para adelante, apoyando los brazos en el volante y respiró profundamente.

-¿E-estás bien?-preguntó Lali con miedo, aunque no sabía muy bien a qué. 

-Demasiada información, demasiadas cosas en un día.

-Lo sé, y lo siento-Lali sentía un nudo en la garganta, una angustia que sentía que estaba a punto de salir.

-De acuerdo-Peter se puso el cinturón de seguridad y arrancó el coche. Lali lo miró asustada, en silencio. No dijeron nada durante todo el camino, hasta que Peter aparcó delante de un parque cerca de casa de Lali.-Ven-musitó y Lali bajó del coche. Ambos se sentaron en un banco, Lali finalmente se atrevió a mirar a Peter, y una primera lágrima cayó por su rostro.

-¿Vas a dejarme, verdad?-Peter nunca había visto tanto dolor en sus ojos.

-¡Ey, no! No voy a dejarte-le agarró las manos-mírame, te quiero, eso nada lo va a cambiar, y mis ganas de estar contigo tampoco. Puede que lo nuestro no haya empezado desde un principio como cualquier otra pareja, puede que no esté siendo nada fácil y ahora todavía lo sea menos, pero escúchame Lali, lo último en lo que voy a pensar, aunque ahora mismo mi vida esté patas arriba es en dejarte- Lali lo abrazó fuertemente, como si se fuera a marchar en cualquier momento.

-Gracias, no sabes como necesitaba escuchar eso...-estuvieron un rato abrazados, Lali no dejaba de llorar, tenía fuertes suspiros.

-Amor... basta, nunca te había visto así, por favor. Y le puede hacer mal al bebé...-al escuchar eso, Lali lo miró, tenía la cara bañada en lágrimas, Peter se las secó.

-Peter, tú... si estoy embarazada, ¿quieres tenerlo?

-¿Tú no? porque si eliges no tenerlo, voy a respetarlo, porque no me queda otra, pero debes saber que yo estoy dispuesto a tenerlo.

-No sé... tengo miedo. Yo... yo siempre me había imaginado siendo madre casada, viviendo en una casa con mi marido, trabajando los dos, siendo deseado y... se supone que un bebé es motivo de alegría, y ahora no podría venirnos peor saber esto.

-Yo también tengo miedo, pero a veces tener miedo no es malo, significa que estamos vivos ¿sabes? no sé Lali, tienes razón, ahora un embarazo puede que no sea la mejor noticia y puede que no haya sido buscado, pero lo que sí que tengo claro es que si dentro de tí hay un bebé creciendo-dijo mientras ponía una mano sobre su estómago- es fruto de un amor puro y sano, y aunque no haya sido buscado no quiere decir que no vaya a ser deseado. Yo tampoco imaginaba esto, pero yo en estos meses a tu lado me he dado cuenta que quiero estar contigo toda mi vida, y eso implica tener hijos contigo. Aunque tengo que decir que no pensaba tenerlos tan pronto-Lali esbozó una triste sonrisa.

-Eres tan bueno... tienes el mismo marrón que yo encima, y estás animándome a mí en lugar de odiarme por los problemas que te estoy causando.

-Tú no me estás causando problemas, aquí los dos somos igual de culpables. Y no vuelvas a decir que tener un hijo es un marrón o un problema...

-Tienes razón, lo siento. La verdad es que no pienso que lo sea, pero estoy tan asustada... perdóname por todo esto, de verdad.

-Pase lo que pase a partir de ahora, lo importante es que vamos a afrontarlo juntos, ¿vale?-Lali asintió, ese sentimiento de angustia se estaba desvaneciendo, poco a poco.

-Y yo... pienso que pase lo que pase, deberíamos sincerarnos el uno con el otro. Yo no quiero presionarte para que me cuentes nada que no quieras, Pit, pero tienes que saber que yo siempre voy a ser sincera como lo he sido, no quiero secretos, confío muchísimo en tí, y no quiero más peleas como las de hoy, por favor.

-Después de Pablo, contigo ha sido con la persona que más me he sincerado, y ya a los pocos días de conocerte. Lo de mi padre es algo que no me había atrevido... pero tenía en cuenta que si quiero pasar mi vida a tu lado tarde o temprano tendría que contártelo. Yo tampoco quiero secretos contigo-cogió aire, Lali lo miraba confusa- Mi padre es un puto alcohólico Lali, y me avergüenzo de él, esa es la jodida verdad. Como ya te conté, él es el que peor lo pasó con la muerte de mi madre y nunca ha podido superarla. Desde entonces, él depende de mí económicamente, y bueno, de todas las maneras. Yo cocino, yo hago todas las tareas de la casa, come  la comida que le hago o la que nos hace una vecina que tenemos, él no se mueve de casa. Nunca ha llegado a ponerme la mano encima, pero la mayoría de veces está de mal humor y lo paga conmigo. Apenas tenemos relación ni hablamos-Lali sentía mucha tristeza, y entendía a Peter-esa es la razón por la que trabajo tanto  y por la que no quería presentártelo. 

-Siento haberte presionado Peter, yo no... no sabía que era algo así, ahora lo entiendo, pero no tienes que avergonzarte, yo te quiero, sea como sea tu padre o a pesar de lo mucho o poco que tengas. Eso no va a hacer que cambie la visión que tengo de tí.-él la abrazó.

-Yo sé que.. algún día tengo que presentártelo, siempre lo he tenido en cuenta, pero me cuesta ¿sabes? no es fácil.

-Ay mi amor, me imagino lo mal que tienes que pasarlo y me siento tan mal... desde muy joven has tenido mucha responsabilidad encima, una responsabilidad que no te correspondía-Lali se sentía triste, y culpable por no haber sido más comprensiva con él.

-No importa, ahora las cosas ya no se pueden cambiar. Ojo, también saqué cosas buenas de esto, eh-sonrió para animar a Lali-maduré muy pronto, y eso hizo que las chicas se fijaran más en mí porque mis amigos eran más inmaduros-los dos rieron-y ahora supongo que estoy preparado para vivir solo, mantenerme, llevar una casa... no es algo nuevo para mí. 

-Ahora entiendo porque tantas ganas de marcharte de Forks en terminar la carrera.

-Sí, quiero perder de vista todo. Puede parecer egoísta, pero también a mi padre.

-No es egoísta-le acarició la cara.

-¿Puedo preguntarte algo?-la miró Peter, algo inseguro.

-Claro, entre nosotros no hay secretos.

-Ya sé la historia del capullo de Benjamín y todo lo que te hizo ese hijo de....-suspiró-dios, lo tuve delante y no sé como no le partí la cara sabiendo lo mal que te trató

-Pit, ya no importa, es pasado ¿si? no hay que darle más vueltas.

-Si, lo sé, perdona. El caso es... -Peter tragó saliva- me quedé pensando algo, y no encontré el momento de hablarlo... no sé, conforme lo mirabas... y lo que él dijo, como si continuaras enamorada de él. Tú... ¿todavía le quieres?

-No Pit-dijo firme, sin dudarlo-yo lo quise muchísimo, incluso hasta el punto de justificar lo que hacía, de pensar que era yo quien lo hacía mal y que por algo él se portaba así conmigo. Por suerte, al final me di cuenta que eso no era así, y que me estaba dejando tratar como a un trapo. Me marché Houston porque me daba miedo, tenía miedo de que me convenciera para volver, de que le diera la vuelta a las cosas como siempre y me hiciera verlas como no son. Pero yo ya no sentía lo mismo por él, eso no era sano, no era amor, y entonces apareciste tú... y me di cuenta que existen las segundas oportunidades-le acarició la mano- Y tú eres tan distinto a él, tan bueno, esto sí es sano, me hace bien... en poco tiempo me he enamorado de tí como nunca más pensé que lo haría-Peter sonrió tiernamente y la besó en la frente-ahora todo es distinto, todo es mejor, y se que soy lo suficientemente fuerte para no volver a dejarme llevar por él o por lo que diga.

-Era justo lo que necesitaba escuchar-soltó un suspiro de alivio-yo también estoy muy enamorado de tí Lali Espósito, locamente enamorado. Juntos contra viento y marea, contra quien haga falta, ¿sí?

-Juntos-sonrió Lali, esta vez ampliamente-siempre juntos.











jueves, 10 de abril de 2014

Novela: "Amor prohibido"



Capítulo 26

-¿Que están haciendo aquí? Mariana, ¿qué es esto?-era un compañero de trabajo de Lali. Había hablado con el un par de veces, era un hombre muy serio y discreto.

Peter y Lali miraban asustados, sorprendidos, como un ladrón cuando le pillan en pleno robo. No sabían que decir o como arreglarlo.

-Yo...-intentó pronunciar Lali.

-Tenía unas cuantas dudas sobre el temario, y he venido a ver si la profesora continuaba en la universidad-dijo Peter firmemente.

-¿Usted se cree que yo me chupo el dedo,  Lanzani? -ahora se dirigió hacia Lali-Desde que estás aquí, Mariana, han corrido muchos rumores sobre usted-musitó entrando a la habitación, y volteando alrededor de la mesa. Peter y Lali estaban los dos de pie, a casi un metro de distancia-¿Saben que con esto puede ser despedida y usted, Lanzani, expulsado? y por lo que tengo entendido, no le conviene abandonar sus estudios.

-Pe-pero no es lo que cree, de verdad. Déjeme explicarle-intervino Lali, angustiada.

-Eso explíquenselo al director, y jefe nuestro- destacó esto último, diciéndoselo a Lali- él decidirá-negó con la cabeza, observándolos por última vez y dejando la habitación. Lali se dejó caer en la silla, y se puso las manos en la cara.

-Eso no está bien, esto no está nada bien. ¿Qué hemos hecho? ¡Te he dicho que no vinieras aquí, teníamos que vernos abajo!

-¿Ahora es mi culpa?

-Los dos somos culpables. Me quiero marchar de aquí-dijo agarrando sus cosas, y Peter la siguió. Ya no quedaba nadie, los pasillos estaban vacíos, todo estaba en silencio, incluso ellos dos. Tan sólo se escuchaba el sonido de los tacones de Lali.

-¿Y ahora qué?-preguntó Peter, cuando llegaron al garaje, mientras se metían en el coche. La lluvia caía a cántaros, estaban empapados. Se quedaron dentro del coche, sin arrancar el motor.

-No lo sé, se acabó, supongo, esta aventura de ir escondiéndonos. Yo estoy despedida.

-¿Crees que a mí me expulsaran? tal vez... sólo deja la universidad uno de los dos, tal vez sólo te despiden, si tú ya no estás como profesora ya no hay problema, ¿no?


- ¿Así que eso es lo único que te importa? ¿Si a tí te expulsan? ¿Que más da si a mí me despiden, no? ¡Mientras tú sigas estudiando! Me empieza a cuadrar todo ¿sabes?

-¿Qué dices, de qué hablas?-preguntó Peter frunciendo el ceño, comenzaba a enfadarse.

-¡No quieres presentarme a tu padre, cada vez que te hablo del tema te muestras tenso, evitas el tema, y te importa una mierda si a mí me despiden y si me tengo que volver a Houston, mientras tú continúes estudiando! dime, ¿estabas conmigo para que te aprobara? ¿sólo te importaba eso desde el principio?-Peter se tocó varias veces el pelo, despeinándose, y suspirando. 

-¿¡Estás jodiéndome Lali?!- Estaba muy alterado, ella cambió su expresión de enfado por asustada.-Desde el momento en que te conocí he luchado por estar contigo, incluso antes de saber que eras mi profesora, he conocido a tu familia, he dejado de lado mis estudios y he llegado a plantearme saltarme clases por estar contigo ¡nunca había hecho eso, nunca había faltado a una sola clase! Desde que estoy contigo mi vida ha dado un giro de 180 grados. Mis estudios siempre habían sido lo primero para mí. Y sí, por supuesto que son muy importantes para mí, ¡llevo años trabajando para poder pagármelos, años esforzándome para esto! ¡Para tener mi carrera! Y después de tantos esfuerzos no sería justo tirar todo por la borda, ¿no crees?-nunca lo había visto tan alterado. Estaba colorado, las venas del cuello se le marcaban-él volteó para él lado contrario, evitando mirarla e intentando calmarse. Ella miró hacia el frente, y suspiró.

-Lo siento, lo siento. Tienes razón, no sé que estoy diciendo, esque... tengo mucho miedo de lo que vaya a pasar, de tener que volver a Houston. Y ahora no puedo quedarme sin trabajo...

-Ey-Peter le agarró la mano, y la miró a los ojos-aunque te fueras a Houston yo te esperaría, seguiríamos juntos, y en terminar mis estudios estaríamos juntos. 

-Peter...-Lali lo miró a los ojos, estaba apunto de romper a llorar- tengo un atraso, desde hace más de una semana.







lunes, 7 de abril de 2014

Novela: "Amor prohibido"

Chicas, llego ahora de la facultad y he podido sacar un ratito. Siento no haber subido antes y que no sea demasiado largo. GRACIAS POR ESTAR SIEMPRE!



Capítulo 25


Peter estacionó el coche en el parking de la universidad, y entró. No sabía como reaccionaría Lali y no quería presionarla ni hacerla enfadar más, además de que no quería montar ningún escándalo delante de la gente-más que nada porque nadie sabía ni si quiera que tenían una relación-así que la esperó ya en clase. 

Cuando Lali llegó a la universidad, no dejaba de buscar a Peter con la mirada. ¿Habría ido a clase o se hubiera ido por ahí con el coche? ¿Estaría enfadado, triste, disgustado? ¿Qué pensaría? Tal vez había sido dura con él, y no lo había dejado explicarse, alomejor había sido poco comprensiva. No entendía nada, pero estaba preocupada y se sentía algo culpable. Por fin entró a clase, y ahí lo vio, en primera fila como siempre, hablando con su amigo Pablo. Le echó una mirada y enseguida se dirigió a la clase, dejando sus cosas encima de la mesa.

-Buenas tardes. Bueno, hoy he traído un caso práctico para analizar, os gustará. Pasad las hojas hacia atrás-dijo dándole las hojas a Pablo y Peter, y compartiendo por unos segundos esa mirada de complicidad que tenía con él. Y así pasaron la clase, como siempre entre miradas y más miradas, pero con una diferencia: esta vez sus miradas no transmitían las mismas cosas. Ninguno de los dos sabía qué sentía o pensaba el otro, y eso les hacía no saber como actuar. Finalizó la clase, y Lali lanzó una última mirada a Peter y salió, entonces le escribió un mensaje.

-¿Después o mañana podemos hablar?

+En terminar la última clase te hablo.

Lali aprovechó para quedarse adelantando trabajo en su despacho, y así haciendo tiempo hasta que saliera Peter. Entonces recibió un mensaje de su amiga.

-Amiga¿Vienes a cenar?

+No lo sé, y si voy será tarde. Cena sin mí, más tarde te cuento.

-Ok, beso!!!!

Lali miró la hora, en cinco minutos finalizaba la clase de Peter, así que le avisó de que estaba en su despacho, que en diez minutos se veían en la entrada, cuando se hubiera ido la gente. Entonces tocaron a la puerta y cuando abrió ahí estaba Peter.

-¡Peter! habíamos quedado en el aparcamiento, nos pueden ver.

-Acabo de salir, ni si quiera he mirado el móvil. Y he venido para ver si seguías aquí.

-Pit... lo siento por no haberte escuchado antes, tendrás tus razones y... no te he dejado explicarte ni...

-Shh...-se acercó a ella y delicadamente apoyó el dedo en sus labios-los dos nos merecemos una conversación, pero no aquí. ¿Qué te parece si ceno contigo en tu casa y hablamos tranquilamente?-Lali esbozó una pequeña sonrisa.

-Me parece bien-ella le dio un abrazo, cogiéndolo por la espalda, como una niña abrazando a su padre cuando tiene miedo. Pero entonces, se dieron cuenta del fallo que habían tenido; se habían olvidado de donde estaban. Un compañero de Lali abrió la puerta, y entonces se quedó estupefacto al ver esa escena, al igual que ellos. Sabían que habían tentado demasiadas veces a la suerte, arriesgándose viéndose en la universidad. Y esque llega un momento en que todo se descubre, cae la careta, sale del encierro, de lo clandestino, como si eso fuera lo prohibido. Lo prohibido, lo clandestino, es una olla a presión. Cuando llega a su punto te explota en la cara, te salpica, te moja, te sorprende. Te toma, te aborda, te arrebata... así lo niegues, eso que mantenemos en la sombra, clandestino, tarde o temprano reclama su lugar. La leña que se moja pero que no se consume sigue chispeando, eso es la clandestinidad. Porque la clandestinidad tarde o temprano prende, renace de las cenizas, te quema. Finalmente lo clandestino sale a la luz, abandona las sombras, la oscuridad, para luchar por lo que quiere. Desafía al debe ser, a lo prohibido. Y ya sin esconderse, sin ocultarse, lucha a cielo abierto.