domingo, 16 de marzo de 2014

Novela: "Amor prohibido"

Lo sé, no tengo ni cara ni perdón :( a parte de lo ocupada que estoy, últimamente estoy teniendo unos pequeños problemas, lo siento tantisimo por no poder subir más. Como ya os dije, tengo preparada y programada la próxima novela para que no me suceda lo mismo. Lo siento de nuevo y gracias por la paciencia!




Capítulo 23

-Sí, espero que seas igual de bueno con mi hija-entró su padre y Peter tragó saliva al oír aquella advertencia.-vamos a hablar ahora que estamos todos los hombres reunidos...

-Papá...-dijeron Agus y Stefano


-Mira, Peter, me has caído muy bien desde el primer momento, pero yo también soy hombre y me di cuenta desde el primer momento de como mirabas a mi hija y no se muy bien tus intenciones...


-Papá-intervino Agus de nuevo-basta. Nosotros sabes que con estos temas también nos preocupamos mucho por Lali, pero Peter es un buen chico. Lo ha demostrado cuidando de Lali en Forks. 



-Pienso igual, y tú sabes que para eso nosotros  nos fijamos mucho y echamos un ojo a los que se le arriman-añadió Stefano.



-Chicos, yo no tengo malas intenciones con ella, de verdad. Yo la quiero, y no voy a hacerle daño.



-Más te vale, porque sino sabes que en esta familia te cortan las pelotas-añadió Stefano y rieron.



-Espero que sea así de verdad, Peter, y si así es, bienvenido a la familia-dijo el padre, le tendió la mano y se dieron un pequeño "apretón", para después dejar la habitación.



-Discúlpalo Peter, es muy cuida con mi hermana-musitó Agus-Es su única hija y...



-Lo sé, y lo entiendo. Es lo que todo padre haría.



-¿Qué, revancha?-dijo Stefano y los tres sonrieron.



-Por supuesto-afirmó Peter y continuaron jugando, hasta que Lali subió y tocó a la puerta.-Hola-la miró Peter, sonriendo.



-Bueno, veo que estás muy bien sin mí, eh?- sonrió al ver a los tres jugando-Nadie diría que os habéis conocido hoy. ¿Te apetece que vayamos a dar una vuelta y te muestro el barrio?



-Mucho-sonrió.



-¿Chicos queréis venir?



-¡Sí!-dijo Stefano acercándose a ellos.



-No-lo paró Agustín- dejémosles un poco de intimidad Yeyo, mañana damos un paseo todos-le guiñó un ojo a Lali y ella sonrió. Echaba de menos estar con su familia, pero la verdad era que le apetecía un poco de intimidad con Peter.



-Está bien, pero si en venir me prometéis una partida al trivial todos, también con papá y mamá, como antes.



-Hecho-dijeron todos y Lali y Peter salieron a dar una vuelta. Iban agarrados de la mano, paseando por la calle, sin nada ni nadie que pudiera molestarles.



-Me hace tanta ilusión que estés aquí-miró a Peter y él le dio un pico.



-A mí también estar, contigo y con tu familia.



-Peter-lo paró Lali-te quiero.



-Te amo, Lali-se miraron a los ojos-Eres genial. Creo que nada podría ir mejor, y nada podría estropear este día-y fue como si las palabras de Peter hubieran sido mágicas, y si pudiera estropearse su día.



-No puede ser... mira quien tenemos aquí-se acercó a ellos y sonrió-Lalita con un chico, ¿quién me iba a decir que ibas a ser tan rapidita?-Peter la miró sin entender demasiado.-¿No me vas a saludar?-


-Hola-dijo firme. Lali no podía dejar de mirarlo. Era una mezcla de miedo, tristeza, repugnancia, recuerdos...


-Lali, cariño, ¿él es tu ex?-preguntó Peter, sin saber muy bien que hacer, y Lali asintió.


-Uh, su ex, que mal suena eso ¿verdad Lalita? no sabía que habías vuelto, ¿os quedáis por mucho tiempo?-se arrimó un poco más y Peter se puso por delante-epa-Lali agarró a Peter y lo tiró para atrás.

-Pit, déjalo, vámonos por favor. Y tú déjame en paz.-los dos comenzaron a caminar y Benjamín los siguió.

-¡Eh! ¡no te recordaba tan maleducada!-la paró del brazo y Peter se interpuso, haciendo que le soltara el brazo.

-¡Te ha dicho que la dejes!-un par de personas se pararon a mirar la situación y Benjamín rápidamente se alejó de ellos dos.

-¿Qué pasa, macho? ¿Tienes miedo que continúe enamorada de mí?-Lali sonrió irónicamente, Peter no apartaba la mirada de él, advirtiéndole.-espero que nos volvamos a ver. Estás preciosa-le guiñó un ojo, miro a su alrededor y se marchó. Peter le agarró la cara a Lali con las dos manos y la miró a los ojos.

-¿Estás bien?-ella asintió, un poco nerviosa.

-No quería que esto pasara-negó con la cabeza-quería que todo fuera bien...

-Ey, todo va bien. Tan sólo ha querido venir a molestar, a mí no me importa, mírame, estoy bien-estaba algo inquieta.

-Tú no sabes como es, cuando se enfada no para hasta conseguir lo que quiere. No parará de molestar. Le ha enfadado mucho verme con otra persona y... no sé, me da miedo.

-Pero mañana por la tarde estaremos en Forks, tú y yo. No podrá molestarnos.

-Sí pero, cuando vuelva a ver a mi familia o... algún día volveré a vivir aquí ¿no? No tengo pensado quedarme en Forks por siempre.

-Bueno, entonces tendré que venir en todos tus viajes contigo, para que ni él ni ningún otro chico se te acerquen-le sonrió, intentando animarla, y ella esbozó una leve sonrisa y juntó sus labios con los de él.

Como prometieron, al volver a casa jugaron al trivial en familia, y Lali se olvidó de todo lo demás. Peter, por su parte, fue entrando en más confianza con la familia, sobre todo con Stefano y Agustín. Lali más tarde habló con ellos dos, ya que pensaba que les debía alguna explicación, les contó la razón por la que se había marchado de Houston, evitando la parte de cómo la trató Benjamín, ya que sabía que si se lo contaba a alguien de su familia las cosas no quedarían así, y ella lo único que quería era no volver a verlo ni saber nada de él. Esa charla con sus hermanos para Lali fue como recuperar la relación que tenían antes, no era mala, pero sí distinta. Pasaron una buena tarde y noche, hasta que al fin se fueron a dormir. Peter durmió en la habitación de Agus, con una cama desplegable que tenía, ya que el padre de la familia no consideraba "apropiado" que durmieran juntos.

Al día siguiente, fueron todos juntos a dar un paseo antes de comer, y Lali sintió un gran alivio de no encontrarse a Benjamín. Más tarde, toda la familia, incluída la abuela fueron a acompañarlos al aeropuerto y a despedirse de ellos. Era la hora de volver a Forks, de volver a la rutina, de volver a la clandestinidad, pero también de volver a estar totalmente juntos.