sábado, 1 de marzo de 2014

Novela: "Amor prohibido"


Capítulo 22


Lali se quedó observando a su familia, y pensando como sacar el tema de Peter de manera natural.


-La verdad es que si antes de que viniera Euge no hubiera estado Peter no se qué habría hecho, él me ayudó bastante a acoplarme allí-Peter la miró, sonriendo, pero los demás se quedaron mirándola algo desconcertados.


-La verdad Peter, gracias por haberla ayudado desde el principio, has sido muy amable con ella- sonrió su madre.



-Pues...-musitó ella moviendo las manos, nerviosa- ¿recordáis cuando os conté que lo conocí en su restaurante? es verdad que lo conocí allí, pero hay una cosa que no sabéis-todos la miraron, esperando la noticia, pero no esperaban esa-Peter es alumno mío, pero cuando nos conocimos ni él ni yo lo sabíamos.-La familia estuvo en silencio por unos segundos. Hasta que la anciana de la familia rompió ese silencio.



-Bueno, si ninguno de los dos lo sabíais no tenéis culpa. A veces el afecto entre dos personas crece aunque quieras evitarlo, y sin poder controlarlo.



-¿Y cuando os enterasteis que pasó? ¡Menuda faena, él único amigo que haces y es tu alumno! -preguntó el hermano pequeño.



-Que ya era tarde para poder romper esa relación-sonrió su madre y Peter y Lali la miraron algo tímidos.-¿Tenéis algo más para contar chicos?



-Me parece que sí-dijeron su padre y su hermano mayor al unísono. Lali agarró la mano a Peter por debajo de la mesa, y puso ambas encima, mostrándolas a todos y él la miró sorprendido.



-Ya que estamos aquí, aprovechemos-musitó ella susurrándole a Peter-familia, Peter y yo estamos juntos. Y sé que no es lo correcto papá, que yo esté con un alumno, pero como ha dicho mamá es algo que no pudimos controlar, sabes que soy responsable y en clase nos limitamos a ser alumno y profesora, hay una simple relación cordial.



-Yo sólo digo que pueden despedirte y tomarte como una persona poco responsable y poco profesional, y eso es una mancha para tu currículum. Y a tí pueden echarte.-se dirigió a Peter. La madre de Lali lo miró mal y él agachó la vista- pero me alegro. 



-Bienvenido a la familia cuñado-dijo Agus.



-Por nuestro cuñado-dijo ahora Stefano, proponiendo un brindis. 



-Me alegro por vosotros chicos-dijo su madre y se arrimó a abrazarlos.



-Sí, yo también me alegro mi vida-le agarró su abuela la mano a Lali, con su peculiar sonrisa. Tenían una relación muy estrecha y sincera. 



La comida transcurrió con tranquilidad, charlando. Tanto Peter como Lali sentían que se habían quitado un gran peso de encima. Cuando terminaron, ella le enseñó la casa, dejaron las maletas en la habitación de ella y bajaron al comedor a descansar.


-Eh, Peter, ¿echamos partida de play o ya te has cagado?-preguntó Agustín

-¡Vamos!-dijo y los dos sonrieron. Stefano se apuntó y fue tras ellos. Lali se sentó en el sofá, cansada, y suspiró. Se quedó con su madre y su abuela. Ellas la miraban.

-Tenía muchas ganas de verte ya-dijo su madre abrazándola.

-Y yo a vosotros-sonrió, de nuevo estaba en casa.- Mamá... ¿qué os parece que esté con Peter? yo sé que no está bien, y me ha costado dar el paso, pero...

-No, no está bien. Pero yo sé que tú no eres de enamorarte o tener algo con un alumno. Nosotros te conocemos mi amor, y sabemos que eres profesional y responsable, pero tu padre te lo dice por tu bien, porque no todos te conocen como nosotros, y si os descubren puede perjudicarte en tu trabajo y a él en su carrera.

-¿Y qué debo hacer? ¿Dejo el trabajo?

-Claro que no-se adelantó a decir su abuela-tú no debes dejar nada. A veces el amor surge y no puede evitarse. A veces deben hacerse locuras por amor. Y a veces las cosas suceden por algo-le guiñó un ojo y Lali sonrió.

-¿Te trata bien, te cuida?-preguntó ahora su madre y Lali asintió.-entonces eso es lo único que me importa.-Lali abrazó a su madre y a su abuela.

-Os amo.

-Lali, no me importa la razón por la que te fuiste. Se que fue por Benjamín, no sé que pasó entre vosotros pero sé que él es la razón. Respeto que no quieras volver a hablar de eso, ni sacar el tema. Ahora me he dado cuenta que no me hace falta saberlomientras estés feliz, y ahora te veo feliz así que no hay más que hablar.

Mientras tanto en el piso de arriba...

-¡No lo puedo creer, nos ha ganado a los dos!-gritó Stefano mientras Peter sonreía victorioso.

-Realmente eres bueno, eh. Tengo que decir que me has sorprendido-rió Agustín.

-Sí, espero que seas igual de bueno con mi hija-entró su padre, y Peter tragó saliva al oír aquella advertencia- vamos a hablar ahora que estamos todos los hombres reunidos...